ALEJANDRO VIVANCO GUERRA

SEMBLANZA

Antropólogo, folklorista y músico de amplia trayectoria, nació el 14 de octubre 1910 en la ciudad de Huamanga, la capital del departamento de Ayacucho. Identificado desde niño con nuestra cultura milenaria, aprendió quechua de niño y desde mozo fue conocido como intérprete de la música tradicional de los mestizos del sur.

En 1935, viajó a Lima, para iniciar sus estudios de derecho encontrando en nuestra capital que "lo auténtico" estaba en boga, por lo cual inicia una notable campaña de divulgación del folklor andino con la compañía del grupo “Ollanta”, Compañía “Pachamama”, “Orfeón folklórico peruano”, participando y logrando triunfos es los diversos certámenes nacionales de música tradicional peruana, como en el año 1948, en el concurso de música vernácula organizado por el Ministerio de Educación donde fue ganador laureado del 1er puesto.

Premiado por la Municipalidad de Lima (1960), Huamanga (1952-1955), Radio Nacional del Perú (1952). Logró los trofeos: “Atril de Plata”, “Kantuta de Oro”, “Inti”, Micaela Villegas” entre otros.

Recibió un homenaje multitudinario en el salón de actos de la casa de la Cultura (1969) al cumplir su 39ª aniversario como folklorista.

Hizo amistad con Don José María Arguedas, con quien compartía muchas conocimientos, leyendas, cuentos y artículos sobre nuestra cultura.

Alejandro Vivanco realizó una amplia obra etnográfica, en su época, en que ni sus maestros de antropología ni sus colegas repararon en la calidad excepcional de sus descripciones etnográficas las cuales contribuyeron a un mejor conocimiento etnográfico del Perú.

A Don Alejandro Vivanco se le otorgó las Palmas Magisteriales en el grado de Maestro por su reconocida labor en el cultivo y difusión del folklore nacional, por su gran aporte al cultivo de la Quena y a su institución que ha sido semillero de grandes quenistas. "El orfeón de quenas del Perú". En 1968 escribió "Didáctica de la quena".

El archivo de Alejandro Vivanco tiene hermosas descripciones de ritos, numerosos testimonios de vida, cientos de fotografías inéditas y también pentagramas que recogen la música que entonces era ejecutada en el valle (aunque comenzaba a ser olvidada). Fueron escritas para el profesor de Vivanco, José María Arguedas. Como este archivo, hay muchos otros, también inéditos y valiosos para la comprensión de la cultura en el Perú. Tales documentos deberían darse a conocer. Su olvido se debe, quizá, y en parte, a ciertos prejuicios. La información recopilada por Vivanco se encuentra en trece libretas de campo (es posible que se haya perdido otras tres). Cada una de ellas incluye unas partituras de la música de los pueblos que visitaba.

Los cuadernos de campo y las fichas etnográficas de Alejandro Vivanco transcriben numerosas canciones íntimamente ligadas a los rituales ganaderos en el valle del Chancay. El número de pueblos involucrados en este caso es, sin embargo, inferior al de los testimonios del rodeo: Vivanco sólo podrá recoger la letra de estos temas en doce de los veintidós pueblos documentados. Es interesante que en algunos pueblos donde la recopilación de música es tan rica como en San Juan de Viscas (Pacaraos), casi no se hayan recopilado canciones. Es probable que la vocación de Vivanco por la música lo haya hecho privilegiar la transcripción de partituras allí donde se topara con músicos excepcionales -como el venerable compositor de Viscas: Don Aquiles García Pastrana-. Con todo, la cantidad de canciones recopiladas es notable. Pues la época del año (entre enero y marzo) en que Vivanco recorrió este valle -como lo muestra la crónica de sus viajes consignada en los cuadernos- es una de las más difíciles para la etnografía andina. No sólo las lluvias vuelven intransitables los caminos de herradura, sino que la intensidad de sus labores agrícolas deja a los nativos poco tiempo para conversar de temas demasiado obvios con un desconocido.

La herencia dejada por el Maestro Alejandro Vivanco Guerra al fallecer el 14 de octubre de 1991 en rica y sustanciosa y nos dice mucho de su habilidad para la etnografía.

Rendimos pues un tributo de reconocimiento por su gran aporte a nuestra cultura al cumplirse los cien años de su nacimiento.

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